miércoles, junio 13, 2007

Me pesan los párpados


Un calcetín de la colada abandonado en el pasillo, una silla del comedor hace las veces de vestidor. Cuento pétalos sentada en la mesa, esperando que vengas a comer a mi lado. La vajilla hace acrobacias en el fregadero. Hace sol, tengo sueño pero es pronto. Necesito un cambio, no es suficiente con la energizante vuelta al gym. Color a mi pelo, quizás un corte liberador.
Juego a ser princesa... pero el invierno no me ha perdonado y es imposible entrar en la ropa del verano pasado. Así nunca seré princesa, labios rojos, pelo oscuro con puntas rubias, carnes que no están donde tocan, obsesión.
Aunque quiera gritarte, pegarte y arañarte sigo deseando una noche más dormir a tu lado, eres rabiosamente odioso. Te dejas la ropa perfectamente puesta en el sitio que no corresponde. Me retuerzo pensando que no nos merecemos esto, que me quieres con locura, que actúas por inercia, que los genes no te hacen renunciar de tus raíces. Te hablo en sueños de lo absurdo, sueño y me obsesiono contigo, me cuentas mientras sueño lo que no quieres que sepa. Hace tiempo, mucho tiempo, que no te veo sonreír desde dentro. Por eso me abrazas tan fuerte por las noches, como si existiera riesgo de evaporación por mi parte. Me necesitas por la noche, me huyes por el día, te anhelo por el día, te disfruto por la noche.

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