La Iglesia de acuerdo, ¿Hay gato encerrado?
El Gobierno parece decidido a extender a las ONG (con fines sociales demostrables) el nuevo modelo de financiación pactado con la Iglesia católica y anunciado el pasado día 22.
El sistema incrementa la cuota de asignación voluntaria del contribuyente a través del IRPF del actual 0.52% al 0.7% y suprime la aportación suplementaria del Estado vía presupuestaria y las exenciones de IVA en las operaciones de compraventa de bienes e inmuebles.
Resulta bastante coherente que la mejora que ahora se concede a la institución católica alcance también a las ONG. Es un asunto de justicia equitativa y los propios obispos así lo han reconocido. Cualquier cosa distinta entraría en el capítulo de discriminaciones hacia agencias que desempeñan funciones asistenciales y de beneficencia de gran valor y cuya labor despierta en sectores de la población más comprensión y afecto que la propia jerarquía católica.
Sin duda, es un paso en la buena dirección, pero no por eso deja de estar todavía lejos del compromiso de los obispos españoles de autofinanciar su institución. En realidad, bajo la óptica del pragmatismo contable, no es equivocado afirmar que la Iglesia no sale en teoría perjudicada con la nueva fórmula: lo que pierde del hasta ahora capítulo de complemento gracioso concedido por el Estado y de la exención del IVA, lo percibirá del incremento de la cuota voluntaria de los contribuyentes a través del IRPF. Porque resulta harto difícil creer que haya pactado sin que las cifras le cuadren. Porque no crear dos casillas de cuota de asignación voluntaria en la declaración de la renta. Así cada uno es libre de "donar su dinero" a quien uno quiera. Supongo que la Iglesia ya no estaría tan de acuerdo.
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